¿En qué se parecen un coach
educativo, un tutor, un orientador, un asesor y un influencer?
Aunque suene como el principio de
un chiste malo, estas cinco profesiones tienen bastantes puntos en común, pese
a ser diferentes. En primer lugar, para esta entrada, vamos a echar un vistazo
rápido a las definiciones de cada una de estas profesiones:
- Coach educativo: el coach educativo ofrece ayudas para que el alumno crezca profesionalmente y trata de aumentar su motivación, compromiso y autoevaluación. El coaching educativo no se basa en una instrucción directiva.
- Tutor: el tutor no solo se encarga de las clases y ayuda a motivar y guiar a los estudiantes, sino que además se encarga de la resolución de problemas pedagógicos conflictivos en el aula y prepara sesiones de tutoría útiles para sus alumnos.
- Asesor: un asesor educativo orienta al estudiante durante su proceso de aprendizaje y desarrollo como persona, y estimula su capacidad investigativa. Es un auxiliar que permite al alumno descubrir qué quiere hacer.
- Orientador: se encarga de guiar y ayudar a los estudiantes a elegir aquello que encaje con sus capacidades, prevenir el fracaso escolar y difunden la filosofía educativa, de forma que los jóvenes se adapten al medio escolar, familiar y social.
- Influencer: un influencer es activo en las redes sociales y por su contenido o dominio sobre un cierto tema, ejerce un influjo directo en un número de seguidores.
Definitivamente, de los cinco
términos los que más presencia en el centro escolar tienen son el tutor y el
orientador, todo el mundo hemos necesitado una sesión con ellos al menos una
vez durante nuestros estudios. Sin embargo, seamos sinceros... el que más llama
la atención es el de influencer. Un término tan nuevo, pero tan conocido: hoy
en día todo el mundo quiere ser influencer.
Este término me ha recordado a un
artículo de periódico que me enviaron hace más o menos un mes, que reflexionaba
sobre la relación entre el docente y el influencer.
Me llamó mucho la atención porque
en general, asociar la docencia y ser un influencer se ve como algo innovador,
divertido y muy adaptado a la sociedad de hoy en día, de hecho, yo era la
primera en pensar en sí. Sin embargo, este artículo me ha hecho pensar en que
siguiendo este modelo de ser influencer, muchos de los eventos que se organizan
se llevan a cabo principalmente para hacer la foto, subirla a las redes sociales
y que el resto del mundo vea lo original que es o lo bien que está el evento.
La mayoría de posts que vemos en
las redes sociales son falsos o se han preparado con mucha antelación, las
apariencias siempre engañan. Así que, darles tanta importancia en la educación
podría hacer que olvidemos la verdadera esencia de las actividades y
excursiones organizadas en el centro. Una actividad que debería estar preparada
para el disfrute y el aprendizaje de los alumnos se convierte en una actividad
organizada para hacerle una foto super aesthetic, subirla a Instagram, añadirle
un hashtag y enseñar lo chulísimo que es el instituto.
Las redes sociales están geniales
y son muy entretenidas, pero tenemos que aprender a utilizarlas con honestidad
y en su justa medida. Así que, en vez de tratar de ser influencers, seamos
profesores y docentes interesantes y divertidos para que cuando aparezcan en
listas de oficios como coach, tutor, asesor u orientador también sea la primera
palabra en llamar nuestra atención.
¿Vosotros qué opináis? ¿Queréis
ser docentes influencers o queréis probar algo nuevo?
¡Muchas gracias por leerme! ¡Ya nos leeremos de nuevo! :)
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